Yo ingresé al servicio de parques nacionales (SPN) en julio de 1976 y de inmediato Álvaro me envió al PN Cahuita, área recién adjudicada al SPN por JAPDEVA. No sin antes explicarme (en una hora) toda la conflictiva situación de tenencia de la tierra (nada era del estado) y la renuencia de todo el pueblo y autoridades locales ante la declaratoria del parque.
Meses antes a él mismo le había tocado presentarse al pueblo a pedir apoyo y anuencia para la aprobación y declaratoria del parque nacional y sé que no le había ido nada bien.
Él bien sabía que esa zona era de una gran problemática. Al principio no supe el porque fui escogido yo para ese sitio sin ninguna experiencia laboral y menos aun sin haber pisado antes la región. A los años supe de boca del mismo Álvaro que exactamente esas características me hicieron el elegido...o sea ¡yo no sabía nada de nada!
En 1978 para los días de diciembre recibí la visita de los papás de Álvaro en Puerto Vargas (sitio administrativo del parque). Llegaron solos y con una pequeña carta de Álvaro que más o menos decía:
Aquí te presento a mis papas, cuídamelos mucho, ellos tienen años de querer ir a Cahuita pero hasta ahora me siento tranquilo de que vayan sabiendo que vos estas allí. Saludos, Álvaro.
De inmediato comprendí que esa fue su mejor forma de avalar y reconocer mi labor en el parque, mostrándome su tranquilidad de dejar viajar a sus padres que fueron siempre su mayor tesoro y amor a una Cahuita en paz y desarrollo.
Nunca necesité en 40 años que Álvaro me dijera lo que le agradaba o desaprobaba de mi trabajo y mi amistad, el solo hecho de que año con año en cualquier lugar que yo estaba (Cahuita, Irazú, Rincón, Poás, Santa Rosa, etc. etc.) allí nos visitaba Álvaro y compartíamos con mi familia y amigos las giras, tertulias, cenas, trabajo y una cantidad de historias como esta que les acabo de contar.
Sigifredo Marín Zúñiga
Álvaro, Sigifredo Marín en Liberia (foto por Alejandro Masís, 19 Dic 2013)
